La Conferencia Nacional Latinx sobre el VIH del 2024, celebrada en El Paso en mayo, reunió a clínicos y defensores en el ámbito del VIH de todo el país para compartir las mejores prácticas para una población que es clave para poner fin a la epidemia del VIH: los Latinx, dentro y fuera de los EE. UU. Los problemas de la frontera, incluyendo la inmigración y la coordinación del cuidado de la salud, fueron prominentes en la conferencia, que fue organizada por el Centro de Educación y Capacitación sobre el SIDA (AETC) del centro sur.
Educando a los clínicos a lo largo de la frontera
La región fronteriza, conocida como Área de Escasez de Profesionales de la Salud (HPSA, por sus siglas en inglés), ha estirado los recursos para los clientes, muchos de los cuales tienen una gran necesidad, ya sea que lo reconozcan o no. Según un análisis de 2016, si la región fronteriza entre EE. UU. y México fuera un estado de EE. UU., ocuparía el primer lugar en la cantidad de niños en edad escolar sin seguro, el segundo en las tasas de mortalidad por hepatitis, el tercero en muertes relacionadas a la diabetes, el último en el acceso al cuidado de la salud, y el más bajo en ingresos per cápita. Con esa base de referencia, lograr que las personas reciban atención para el VIH es especialmente desafiante.
Una de las muchas consecuencias no deseadas de que los gobernadores de los estados rojos envíen migrantes a ciudades azules es el impacto en los proveedores de cuidado de salud.
Una presentación comenzó con un escenario muy convincente:
María tiene 28 años y vive con VIH, pero no lo sabe. El año pasado cruzó la frontera desde Honduras, y se dirigió a una familia en una ciudad de los EE. UU. A través de una feria de salud, le hicieron un chequeo de bienestar que incluyó una prueba de embarazo y una prueba del VIH. La prueba del VIH resultó positiva. ¿Qué puede hacer usted o su agencia por María?
Fue una pregunta retórica, pero plantea preguntas importantes para los clínicos. El Equipo Directivo de AETC de la Frontera EE. UU.-México (UMBAST, por sus siglas en inglés) es una colaboración de AETC destinada a mejorar la atención al VIH a través de la frontera, que abarca a Texas, Arizona, Nuevo México y California, y cuenta con el apoyo de la Oficina del VIH/SIDA de la Administración de Recursos y Servicios de Salud de los EE. UU. (HRSA, por sus siglas en inglés) y la Iniciativa de las Minorías contra el SIDA (MAI, por sus siglas en inglés).
Peter Coronado, el coordinador de capacitación fronteriza de UMBAST para Texas, y quien presentó la situación de María, habló con POSITIVELY AWARE después de la conferencia para compartir sus pensamientos sobre los desafíos de servir a las comunidades fronterizas. Comenzó explicando que una misión principal de UMBAST es crear herramientas para los proveedores de cuidado de salud que desean educar a sus pacientes sobre los servicios disponibles en sus países de origen.
“Por ejemplo, [si] yo soy alguien que es de México, y voy a regresar a México para vivir allí, y soy una persona con VIH, pero he estado recibiendo mis servicios en los EE. UU., ¿qué medicamentos están disponibles en México en términos de terapia antirretroviral? ¿Qué organizaciones, qué tipo de seguro de salud necesito?”
UMBAST también asesora a los clínicos sobre los derechos de las personas viviendo los EE. UU. quienes pueden no estar documentadas. “¿Son elegibles para ADAP o programas de asistencia al paciente? Queremos que estén conscientes sobre lo que una persona sin documentación puede acceder en los EE. UU. para la atención, el tratamiento y la prevención del VIH,” dijo Coronado.
Las personas que no conocen su estado serológico sobre el VIH representan un desafío aún mayor para los clínicos, porque las pruebas pueden llegar, como en el caso hipotético de María, por casualidad, y es posible que no quieran o no estén preparados para buscar cuidado. “No me gusta llamar[las] poblaciones difíciles de alcanzar, porque podemos llegar a ellas,” dijo Coronado.
“Pero sabemos que las comunidades Latinas a menudo acceden la atención médica cuando la necesitan, cuando tienen una pierna rota, y sus proveedores de atención primaria tienden a ser las salas de emergencia,” dijo. “Por lo tanto, tenemos que ser un poco más creativos para llegar a ellos.”
Coronado señaló a un grupo de profesionales mejor equipados para llegar a ellos: los trabajadores de salud comunitarios. “Los trabajadores de salud comunitarios son controladores de acceso que ya tienen la confianza de sus comunidades. No solamente estamos capacitando a las personas que ya viven en esa comunidad, les estamos dando las herramientas sobre cómo poder involucrarlos en el VIH, ya sea con pruebas o tratamiento.”
Cultivando y dependiendo en los trabajadores de salud comunitarios es especialmente útil para hacer que las personas indocumentadas se sientan seguras. “Nos preguntamos, ¿cómo desarrolla su organización la confianza dentro de la comunidad Latina, especialmente para las personas que son indocumentadas? ¿Cómo se presentan ustedes ante ellos? ¿Quién se está presentando ante ellos? ¿Se parecen a ellos? ¿Hablan como ellos?”
Coronado enfatizó que UMBAST tiene módulos de capacitación para todas estas necesidades, incluyendo módulos específicos sobre cómo recetar terapia antirretroviral, PrEP o tratamientos para la hepatitis C.
Hay otro obstáculo que impide que muchos migrantes y personas indocumentadas busquen atención, especialmente cuidado preventivo. Recordando una caminata con un colega cerca del hotel de la conferencia en El Paso, Coronado y un colega se encontraron con dos hombres jóvenes, solicitantes de asilo de Venezuela, y comenzaron a charlar con ellos sobre sus preocupaciones de salud.
“Pero no dijimos nada sobre el VIH,” dijo. “Ambos mencionaron el cuidado bucal y que estaban tomando mucho Tylenol para el dolor de muelas. Les dijimos que podían acceder a los servicios de los centros de salud comunitarios y su respuesta fue: ‘No, no, no, no vinimos a este país para quitarle nada. Vinimos a este país para darle algo.” Les recordamos que, si no acceden a los servicios, el dinero será detraído porque no se está gastando. Ellos no entendían el sistema de cuidado de salud. Yo solo me puedo imaginar que cuando se trata de servicios preventivos como PrEP, podrían sentir que, si acceden a ellos, eso podría despojar al país.”
Ahora ambos lados: Colaboración Transfronteriza para servir a personas que viven con VIH
La inmigración fue el foco de otra presentación, esta vez sobre un enfoque más práctico para enlazar a las personas en la región fronteriza con la atención. Mayra Mollo, coordinadora Especialista en Intervención de Enfermedades de ETS/VIH (DIS, por sus siglas en inglés) del Departamento de Servicios de Salud de Arizona (ADHS) y sus colegas compartieron cómo su equipo interviene para ayudar a los clientes binacionales a acceder a recursos en ambos lados de la frontera.
Mollo habló con POSITIVELY AWARE después de la conferencia y compartió algunas de las complejidades y los factores interrelacionados que hacen que las personas binacionales sean cada vez más vulnerables al VIH, incluyendo el estatus migratorio, el estigma, la falta de acceso a un cuidado culturalmente competente y el historial del gobierno de los EE. UU. de negar la entrada a personas con VIH. Estos y otros asuntos hacen que los clientes binacionales sean vulnerables a abandonar el cuidado, o podrían hacer que renuncien al cuidado por completo.
Según el Informe de Vigilancia del VIH 2023 del ADHS, casi la mitad de las nuevas incidencias de VIH/SIDA reportadas el año pasado (405 de 975) eran Hispanas, y no se sabe cuántas eran binacionales en comparación a los residentes permanentes de Arizona. El equipo de Especialistas en Intervención de Enfermedades del ADHS que dirige Mollo se formó en el 2020 para coordinar los casos en los que los clientes binacionales dieron positivo en la prueba del VIH o la sífilis. “[Las pruebas positivas del VIH] podrían haber sido de servicios prenatales, o porque fueron a un evento de alcance o a un departamento de emergencias, o tal vez incluso fueron a donar plasma,” dijo. “Cada cliente es diferente.”
El seguimiento comienza con asegurarse de que la persona conozca los resultados de su prueba. “Luego tratamos de averiguar quién más pudo haber estado involucrado,” dijo. “Quiénes son sus parejas, quién más está a riesgo, para conectar los puntos y minimizar la propagación de la infección.” Los administradores de casos contestan preguntas y ofrecen referidos y recursos. La conexión a recursos puede ser complicada porque depende de qué lado de la frontera resida un cliente en un momento dado. En los EE. UU., la cobertura del VIH la proporciona el seguro médico privado, Medicare/Medicaid y los servicios Ryan White. En México, es una combinación de seguro privado, el ejército y tres organizaciones de servicios sociales.
Para satisfacer la demanda, Arguello y sus colegas determinaron que la colaboración entre agencias era crucial.
No es sorprendente que los clientes necesiten un enlace para recibir atención más allá del VIH. Mollo recordó un caso en el que una madre con VIH dio a luz en una comunidad rural de Arizona, fue diagnosticada con HIV después del parto, antes de regresarse a México. Sabiendo que la madre necesitaba atención continua para ella y su bebé, el equipo de DIS encontró recursos en el lado mexicano de la frontera. Su esposo, que vivía en México, no pudo cruzar la frontera. “Sabíamos que él necesitaba atención [para el VIH], así que buscamos formas de poder hacerle la prueba y que recibiera atención de PrEP,” dijo. A partir de esa experiencia, DIS creó un directorio de recursos para casos de VIH/ITS maternos y congénitos.
El seguimiento a los clientes se realiza a través de correo electrónico, teléfonos de WhatsApp y teléfonos internacionales que se les dan a los clientes. El objetivo, dijo Mollo, es facilitarle las cosas al cliente. Con el tiempo, y a través de la colaboración y la comunicación entre los proveedores de cuidado de salud de ambos lados de la frontera, el proceso también se está volviendo más fácil para el equipo de DIS.
Mollo enfatizó que la migración en las regiones fronterizas puede ser un proceso continuo en lugar de un evento único. A falta de un enfoque binacional de prevención del VIH, que requeriría recursos y políticas acordadas por ambos países, depende de los trabajadores de la salud y los defensores de ambos lados de la frontera, como el equipo de ADHS, mejorar el alcance.
Cómo la crisis migratoria afecta a la atención del VIH en Chicago
Una de las muchas consecuencias no deseadas de que los gobernadores de los estados rojos envíen migrantes a ciudades azules es el impacto en los proveedores de cuidado de salud. En Chicago, que ha visto llegar a decenas de miles de personas desplazadas de Centro y Sur América en los últimos años, los clínicos se han estado esforzando para brindar servicios y luchando para comprender sus necesidades particulares.
Es un hecho que los migrantes necesitarán cuidado de salud, y algunos tendrán VIH, incluso si no lo saben. Es probable que pocos tengan seguro de salud, e incluso los documentos necesarios para obtener cobertura, todos estos factores creando un creciente enigma para los proveedores. La creación de recursos para atender a los migrantes fue el tema de una presentación de Luricella Arguello, especialista principal en beneficios médicos de la Fundación de SIDA de Chicago (AFC). Arguello habló con POSITIVELY AWARE después de la conferencia y explicó que el hecho de que los migrantes se presenten en una ciudad donde no conocen a nadie presenta desafíos adicionales para los trabajadores que prestan cuidado.
“Lo que podría ser una conversación normal para alguien que ha vivido en los EE. UU. durante un tiempo, sobre seguros, deducibles, co-pagos, son algunas cosas con las que [los nuevos migrantes] no están familiarizados,” dijo Arguello. Conseguir que las personas acudan a la oficina para calificar para la cobertura también puede ser un problema. “Aunque con Ryan White hay servicios para ayudar, como transportar personas a través de Uber, solo pueden utilizar esos servicios una vez que están inscritos en el programa.”
AFC no es una clínica; es un intermediario para muchos servicios de VIH entre el estado y las agencias que brindan servicios clínicos, lo que significa que la carga recae sobre Arguello y otros colegas de AFC para ayudar a los colaboradores de cuidado de salud a manejar el laberinto de reglas para los beneficios para los migrantes. Ella dio un ejemplo de un migrante sin una identificación estatal, que generalmente requiere una llamada o un viaje a una oficina consular. Sin embargo, el consulado venezolano en Chicago ha estado cerrado durante años. Salvo una visita al consulado, un administrador de casos debe encontrar programas estatales que permitan a los clientes auto certificar su identidad y presentar todos los documentos que tengan para su caso de asilo. “Simplemente estábamos tratando de encontrar cualquier manera de ser creativos para ayudar a las personas a superar estos procesos,” dijo Arguello.
Y no se trata solo de unos pocos clientes nuevos, explicó. La cantidad de solicitudes de beneficios médicos para víctimas de trata, tortura y otros delitos se ha disparado en los últimos dos años en Illinois. “Ni siquiera las personas VIH positivas, sino las personas en general, [Illinois] pasó de recibir quizás un ciento de solicitudes para ese programa a recibir un mínimo de 1,000 por día.” Señaló que algunos migrantes que se presentan en una clínica con un problema de salud pueden o no informar al proveedor que tienen VIH y necesitan medicamentos. Es entonces cuando AFC recibe una llamada.
Para satisfacer la demanda, Arguello y sus colegas determinaron que la colaboración entre agencias era crucial. Crearon un equipo de trabajo para decidir qué recursos internos y externos estaban disponibles, y asegurarse de que todos los que atendían a los migrantes, especialmente en las clínicas locales Ryan White, estuvieran al tanto de esto. Elaboraron una lista de prácticas recomendadas para agilizar al máximo un proceso engorroso.
Arguello dijo que es esencial compartir recursos entre los administradores de cuidado de salud. “Intenten reunirse para compartir tanto sus luchas como los recursos que han encontrado, porque va a haber una variedad de sus colaboradores en la comunidad que tendrán las mismas luchas, y las mismas preguntas. Algunos de ellos ya han descubierto una manera de resolver algunos de los problemas que ustedes enfrentan.”
Mollo enfatizó que algunas habilidades blandas también son útiles, incluyendo la capacidad de abordar a los clientes con humildad cultural. Porque el peligro de no ayudar a estas personas, enfatizó Arguello, es que se van a quedar sin cuidado. “Si no tienen vivienda ni comida, el cuidado de salud no necesariamente estará en el primer plano de sus pensamientos, al menos hasta que se enfrenten a un problema grave.”